El boxeo es un deporte abonado a la épica y a la historias de superación, y la del ucraniano Oleksandr Usyk es una de la de ellas, y lo es desde que nació y hasta este pasado fin de semana en el que ‘Te Cat’ revalidó sus tres cinturones que le acreditan como el mandamás de los pesos pesados. Usyk nació en Crimea, de padres originarios del norte de Ucrania. Su madre trabajaba en la construcción y su padre fue un militar que llegó a luchar en Afganistán y que trabajaba como vigilante de seguridad en Crimea. Oleksandr es el mayor de tres hermanos y de pequeño no lo tuvo nada fácil, ya que era un crío enfermizo y llegó a sufrir una grave neumonía a la edad de 7 años, que por suerte superó.
De pequeño no lo tuvo nada fácil, ya que era un crío enfermizo y llegó a sufrir una grave neumonía a la edad de 7 años
Le gustaba el deporte y empezó con el fútbol, en el que jugó hasta los 15 años y que sigue practicando de vez en cuando, hasta que sus padres lo apuntaron a un gimnasio y con el paso de los años fue desarrollando las habilidades que después ha ido plasmando en el ring. De profunda fe cristiano-ortodoxa, Usyk empezó a destacar un poco antes de los Juegos Olímpicos de Pequín 2008, aunque desde el punto de vista amateur explotó en el ciclo olímpico de Londres 2012, año en el que se proclamó campeón del mundo y campeón olímpico en la mejor selección de boxeo que ha tenido Ucrania, con Denys Berinchyk y Vasyl Lomachenko, entre otros. Un oro olímpico cargado de simbolismo ya que su padre falleció a los pocos días de proclamarse campeón olímpicos
Cerró su época amateur con un récord impresionante de 335 victorias y sólo 15 derrotas, pero su paso al profesionalismo fue dubitativo y parsimonioso. Oleksandr iba de la mano de los hermanos Klitschko, Wladimir y Vitali. En aquel entonces se decía que iba a firmar con TopRank y Bob Arum le dijo que nada de seguir en la división de crucero, en la que él había militado hasta entonces, que tenía que pasar directamente a los pesos pesados que es donde estaba y está el dinero, y está fue la razón por la que Usyk no siguió los pasos de Lomachenko en un primer momento y se quedó en Ucrania realizando los primeros combates profesionales.
Pero la calidad es la calidad y empieza a tener sus oportunidades. Da el salto al boxeo profesional en el 2013 y tres años después ya se proclamó campeón del mundo en Polonia al derrotar al polaco Kryzstof Glowacki y dos años más tarde unificaría todos los cinturones mundiales del peso crucero tras pasar por encima del ruso Murat Gassiev.
Finalmente da el paso a la división pesada en la que él vuelve a decir que no está cómodo porque se siente crucero, ya que es un hombre técnico pero para la división de pesados no deja de ser pequeño. A pesar de coger músculo, su gran baza ahora mismo y antes eran su técnica y su rapidez de manos y pies, tal como se vio este fin de semana tras derrotar a Tyson Fury, y tras derrotar, entre otros a Derek Chisora y Anthony Joshua, entre otros.
Desde su debut profesional, ‘The Cat’ sigue invicto (23, 14 KOS-0-0). Es el rey de la división, pero nunca olvida sus orígenes y su amor por su patria. Lidera varias iniciativas para ayudar a los más desfavorecidos en su país, dona parte de su dinero y ha pagado de su bolsillo la reconstrucción de edificios, llegado incluso a interrumpir su carrera profesional para quitarse los guantes y alistarse en el ejército de Ucrania ante la invasión rusa. Lo hizo el mismo año en el que tenía que pelear por los títulos mundiales de los pesos pesados de la MAB, FIB y OMB y tras pelear ante Joshua.
Un soldado más para combatir al invasor ruso
Lo hizo como un soldado raso más, no quiso distinciones, y fue una experiencia que no olvidará. “Vi gente sin brazos ni piernas. Vi a aquellos que todavía podían caminar pareciendo muertos vivientes. Los soldados sólo están ahí para luchar por la libertad. Y vamos a ganar esa libertad”, dijo entonces.
Una idea que sigue manteniendo y prueba de ello es cuando tras derrotar a Fury este fin de semana en Riad mostró el sable de Iván Stepánovich Mazepa, legendario cosaco ruso que inspiró a todo un pueblo, a un largo listado de intelectuales en sus obras y todo un país. Hoy Usyk enarbola la bandera de Ucrania cada vez que pisa el ring, en el que más de una vez ha realizado bailes tradicionales de su país después de sus peleas, ganándose el corazón de todo un país y de su presidente Volodimir Zelenski, quien tras retener sus cinturones mundiales de los pesados señaló “Oleksandr Usyk demuestra que somos ucranianos y no renunciaremos a lo que es nuestro. No importa lo difícil que sea, superaremos todo. Ya sea en el ring, en el campo de batalla o en el ámbito diplomático, lucharemos y no renunciaremos a lo que es nuestro”
Un campeón de los pies a la cabeza que no olvida sus raíces por más millones que tenga en el banco, y que como explica a MD el amigo Carlos Utrilla de la Real Federación Española de Boxeo: “Ha escrito una de las páginas más fabulosas de la historia de los pesados. Fue cogiendo confianza en el boxeo y sabe jugar sus bazas, con una gran exquisitez técnica para la división y sobre todo una velocidad endiablada y una gran disciplina. Poder ganar dos veces a Joshua, a Dubois, y dos veces a Tyson Fury para un hombre que está lejos de ser un pesado y que él no se siente como tal no está mal. Ha escrito una de las páginas más preciosas del boxeo en mucho tiempo”.
Fuente: La Vanguardia