15 January, 2025

Era cuestión de tiempo, ilógica o matemática, pero no por ello deja de tener el mismo valor. Agustín Tapia y Arturo Coello son los nuevos números uno de World Pádel Tour.

Un hito que pone el punto y final a una pelea imposible de los Golden Boys con Los Superpibes y que deja visto para sentencia el Master Final, pero que no resta ningún mérito a dos duplas que han sido las mejores del año.

Año que siempre será recordado por las gestas de Tapia y Coello. Los dos jóvenes talentos se unían para aspirar a algo más que ser el jugador del torneo de forma esporádica y pronto demostrarían que lo suyo no era flor de un día. Ni de o tres.

Con una racha de nueve torneos consecutivos nada más arrancar la temporada, los Golden Boys presentaban candidatura real al número uno encaramándose a lo más alto del ranking mundial en un asalto que ya no tendría paso atrás.

Diez son los títulos que contemplan a estos dos talentos en un año excelso y sobresaliente que si no se ha resuelto con anterioridad ha sido, únicamente, por la exigencia física y mental de la temporada y la presión ejercida por unos irreductibles Superpibes.

Pero, aún así, la pareja hispanoargentina lograría gestionar su ventaja en el tramo final del año y en México la estadística estaba de su lado. Y la matemática rara vez falla.

Con la clasificación a la final ante Arroyo y Alonso en semifinales del México Open los Golden Boys certificaban virtualmente el último número uno de la historia de World Pádel Tour que sería matemático con la derrota de Stupaczuk y Di Nenno horas después.

Un logro mayúsculo ante el que no podrían evitar romper a llorar en la pista central nada más acabar el encuentro y que certifica el cambio generacional liderado por dos jóvenes que a su prematura edad ya son historia del pádel.

Victoria magistral con doble premio: Augsburger y Libaak se vuelven gigantes en México

La versión más joven, rápida y eléctrica de los ‘Súper Pibes’ venció, precisamente, a los ‘Súper Pibes’, su espejo más inmediato, sus mentores. Tino Libaak y Leo Augsburger han conseguido llegar de la nada al todo, de las previas en las que empezaron sin puntos hace ya bastante tiempo a toda una final de un torneo.

Cuánta razón tenía Pablo Crosetti, su técnico, cuando les separó y mandó a foguearse con otros compañeros a pesar de que los resultados no llegaron y sí la frustración o el run-run de pensar qué habrían conseguido juntos si se hubiesen mantenido; pues bien, por lo pronto ahora están obteniendo respuesta todos aquellos incrédulos y opositores: llegan más hechos, maduros (a pesar de su enorme juventud) y con muchas armas en el arsenal.

Ante Franco Stupaczuk y Martín Di Nenno supieron dar un recital tras aguantar el chaparrón inicial, pues el comienzo fue claramente para los chicos de Carlos Pozzoni, con un break que aguantarían hasta el séptimo juego, donde Tino y Leo recuperarían el paso para después volverlo a perder. Otro arreón de Stupa y Di Nenno les confirió nuevamente ventaja y les entregó en bandeja el primer set (3-6).

Entonces llegaría el show de Libaaak y Augsburger cambiando el ”plata o plomo” del mítico Pablo Escobar por ”pólvora y fuego”. Repiqueteo de ola constante en sus palas para conseguir un break y lanzarse en tromba a por el set, aumentando minuto a minuto la ventaja, sin ceder nunca, minimizando a sus oponentes y atándoles de pies y manos para que no les pusiesen en aprietos.

Las gradas disfrutarían sobremanera del tercero, pues los jugadores se entregaron totalmente a la causa y no dejaron una boca sin abrir ni unas manos sin aplaudir. Un clinic de puntos, recuperaciones, remates…más un partido de exhibición que un pase a la final, el cual se definió de la mejor manera posible, en una muerte súbita que lo fue solo para Franco y Martín, mientras que la sonrisa cómplice de Tino y Leo se alzaba en el pabellón (3-6, 6-1 y 7-6).

Esta victoria le permitía además a Leo convertirse en jugador reserva para el Master Final, por lo que la recompensa fue incluso mayor.