13 January, 2025

Salah Mejri (Jendouba, Túnez, 37 años) forma parte de un selecto grupo de personas que tiene el honor de haber compartido dos camisetas de máximo prestigio con un jugador de talla histórica como Luka Doncic. Lo hizo primero con el Real Madrid en 2015 y luego con los Dallas Mavericks en 2018. Ambos equipos celebran esta noche al esloveno en la capital (20:45 horas, Movistar + y NBA League Pass) cinco años después de su marcha a la NBA. La ocasión agita la coctelera de buenos recuerdos del pívot, que todavía no ha oficializado su retirada pero parece ya centrado en su trayectoria alejado de las canchas. “Justo al aterrizar en Madrid pensé, ‘¿por qué no tengo casa aquí?’ Vivo entre Estados Unidos y Túnez, pero voy a pensarme lo de Madrid. Estaría solo a dos horitas de vuelo de mi país y me gusta cómo se vive aquí”, explica en conversación con Mundo Deportivo desde las oficinas de la NBA en España.

Este octubre, estrena con entusiasmo y orgullo nuevo papel como embajador de la NBA en Europa, coincidiendo justo con la cita madrileña y los encuentros de pretemporada previos en Emiratos Árabes Unidos. “Llevo justo una semana y me está gustando mucho. No es por sí solo un trabajo, pero me encanta conocer a gente y ver un poco qué quiero hacer en el futuro. De entrenador no veo para nada, pero hay muchas otras posibilidades”, comenta.

Mejri es toda una institución en Túnez y en el mundo árabe. Sonríe de oreja a oreja cuando se le recuerdan sus hitos. Primer tunecino en jugar para el Real Madrid, también el primero en alcanzar la Euroliga y la NBA. “De hecho fui el primer árabe en debutar con el Madrid, también el primero nacido y criado allí que llegó a la NBA. Es un camino muy complicado, pero esto es lo que hace soñar a los niños”, matiza.

Él realmente no soñó de pequeño con ni siquiera jugar a baloncesto profesional. Apenas sabía de que iba el juego de la canasta y la naranja cuando con 18 años le propusieron probar. “Solo conocía a Michael Jordan. Empecé con 18 años y cuando me tiraban el balón la chutaba con el pie. No sabía ni como se jugaba”, rememora con mucha gracia. No fue precoz como Doncic, pero de pronto se vio en Europa y triunfando, siendo elegido novato del año en la ACB en 2013 y dando ese verano el gran salto al Madrid. Allí coincidió con aquel chaval tan especial, al que vio debutar con 15 años en primera fila. Hoy ambos todavía mantienen un estrecho vínculo.

La preocupación por un amigo

“Luka es mi amigo, intento ver todos los partidos de Dallas”, comenta antes de entrar, él solo, en el meollo del asunto. “Los Mavs tienen que encontrar dónde está el problema. Para mí tienen al mejor jugador del mundo en Luka… Él debe ganar, sí o sí. Lo mínimo para él a estas alturas es llegar a las Finales de Conferencia, por no decir ganarlo todo”, opina.

Dallas alcanzó ese baremo en 2022, cuando los Warriors, a la postre campeones, se impusieron en las Finales del Oeste. El curso pasado, ni siquiera lograron clasificarse para los playoffs. Esa falta de victorias y títulos es una enfermedad que aqueja especialmente a tipos como Mejri o Doncic, ganadores contrastados en sus etapas previas a la NBA. “Cuando estuvimos perdiendo mucho no estaba contento. Él venía de ganarlo todo en Madrid, estaba acostumbrado a las victorias. Le costó entender que en la NBA las derrotas son mucho más habituales, especialmente en ese primer momento”, recuerda. El problema es que ahora Doncic entra en su sexta temporada y no parece que la franquicia haya hecho los deberes.

“Jason Kidd debe buscar la forma de ganar con Luka, los otros jugadores deben ayudarle más”, apunta. “Teniendo a Luka, que es capaz de anotar y distribuir, lo que más necesita el equipo es buenos tiradores y defensas. Decirlo es fácil, hacerlo más complicado”.

Mejri reconoce que no es demasiado partidario de la dupla formada el pasado febrero durante el cierre de mercado de traspasos. Su reflexión es contundente:

“En mi opinión, juntar a Luka y Kyrie es un poco extraño. Ambos juegan con el balón, no pueden tener dos balones en la pista. Ambos son demasiado buenos con el balón como para que jueguen sin él. Hay quienes recuerdan que Irving jugó con LeBron James, pero precisamente era LeBron quién podía jugar sin balón. A Luka no le puedes quitar el balón, no sería él mismo. Pienso que con Irving pasa un poco igual. Será interesante ver qué respuesta encuentra Kidd a esto”.

“A Luka no le puedes quitar el balón, no sería él mismo. Con Irving pasa lo mismo”

Mejri estrechó lazos con Doncic durante la temporada de desembarco del esloveno en la NBA. La joven promesa, un tipo muy curtido para los estándares estadounidenses, se llevó de calle el premio a novato del año y no tardó en adaptarse a un país y un juego muy distinto al vivido junto al Madrid triunfal de Pablo Laso. Fue el mago de Liubliana quien pidió sentarse en la taquilla adyacente del pívot, del que no se separó ni un segundo a lo largo de esa primera temporada en Dallas.

El tunecino dice que ambos sufrieron en lo mismo al aterrizar en Estados Unidos. “Te pedían estar en el gimnasio a las siete de la mañana. En España nadie se iba a trabajar a esa hora. En Túnez tampoco. Tenía 29 años cuando yo fui, y correr y machacar a las siete y ocho de la mañana cuesta lo suyo”, recuerda sobre la distinta cultura de trabajo. “Para Luka fue un poco igual. Él quería el balón, no quería hacer ejercicios. Él siempre ha tratado el baloncesto como un juego, una diversión, nunca lo ha tratado como un trabajo”.

Esta noche, sin duda, el juego y la diversión se amplificará en un WiZink Center lleno a rebosar para recibir a los Mavs y a su niño maravilla, que en Madrid siente como hijo pródigo de la ciudad. Será un amistoso, pero el ambiente se prevé espectacular.


Fuente: Mundo Deportivo