La NBA atraviesa uno de los comienzos de temporada más preocupantes de los últimos tiempos. Un total de 20 jugadores catalogados como estrellas de la liga —todos integrantes de Juegos de Estrellas o equipos All-NBA en los últimos tres años— están actualmente fuera de acción, un fenómeno que volvió a encender el debate sobre el desgaste físico y el futuro del calendario.

Para los fanáticos, el problema es evidente: asistir a un partido ya no garantiza ver en cancha a las principales figuras. Lesiones inesperadas, molestias musculares y el famoso load management dejaron a varias franquicias sin sus referentes desde el arranque del torneo.

La cifra impacta. De los 45 jugadores que fueron estrellas o All-NBA en las últimas tres campañas, 20 no podrán disputar al menos el próximo encuentro. A ellos se suman jóvenes talentos como VJ Edgecombe (Philadelphia 76ers) y Dylan Harper (San Antonio Spurs), además de nombres considerados estrellas aunque no cumplan ese criterio, como LaMelo Ball, Jordan Poole y RJ Barrett.

Un juego más exigente que nunca

La liga vive una transformación táctica que repercute directamente en la salud de sus protagonistas. El ritmo vertiginoso, el aumento del uso del triple como arma principal y la exigencia física de un juego cada vez más abierto generan un esfuerzo constante. “Los jugadores corren más y más lejos que nunca. Tenemos toda la data”, explicó Steve Kerr, entrenador de Golden State Warriors, en conferencia de prensa.

En los últimos playoffs, la situación ya había dado señales de alerta: Jayson Tatum, Damian Lillard y Tyrese Haliburton sufrieron rupturas del tendón de Aquiles, lesiones graves que marcaron un precedente alarmante.

Hoy, figuras como Victor Wembanyama, Ja Morant y Giannis Antetokounmpo comenzaron la temporada en la lista de lesionados. Incluso veteranos como Stephen Curry, LeBron James y Kawhi Leonard han tenido que perder partidos, aunque actualmente están disponibles.

El impacto en la temporada y los torneos paralelos

El problema no afecta solo a la fase regular. La NBA Cup y el All-Star Game también podrían verse perjudicados si la tendencia se mantiene. Sin sus estrellas, el atractivo del espectáculo disminuye y la preocupación por la integridad física domina las conversaciones internas.

¿Qué puede hacer la NBA?

La liga lleva años enfrentando este dilema. El load management, pensado para reducir riesgos, no ha demostrado bajar la cantidad de lesiones. Adam Silver, comisionado de la NBA, fue claro: “Podemos convencer a jugadores y equipos de que jugar está en sus intereses, pero nunca vamos a resolver este tema completamente”.

Entre las propuestas debatidas aparecen dos opciones: ampliar el número de jugadores en los rosters —lo que implicaría mayores costos— o reducir el calendario a 72 partidos en vez de los tradicionales 82. Ninguna alternativa logró consenso.

Por ahora, todo parece indicar que la NBA deberá profundizar la inversión en recuperación, tecnología médica y nuevos métodos de entrenamiento. De lo contrario, el problema seguirá escalando en una liga donde la velocidad, el triple y la intensidad física parecen no tener techo.

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