19 February, 2025

Ilia Topuria quería pelear en los meses de abril o mayo contra un peso ligero, pero la UFC tiene otras intenciones en la división donde todavía es campeón. ‘El Matador’ deberá defender una vez más su reinado de las 145 libras antes de dar el salto definitivo. Su rival para este enfrentamiento está decidido desde que noqueó a Max Holloway en UFC 308. Alexander Volkanovski ha estado el resto del año sin pelear para prepararse para la revancha contra el peleador hispano georgiano.

Una pelea que zanjará el debate sobre si Ilia Topuria es claramente el mejor peso pluma del momento o solamente encontró el momento de noquear a ‘Volk’ en un combate donde asegura el propio peleador que “no estuve allí”.

La última vez que estuve allí, simplemente no luché. Si lucho y pierdo, no me importaría. Pero el hecho de que no sintiera que luché… eso no me sienta bien“.

Volkanovski aceptó pelear contra Ilia Topuria tan solo cuatro meses después de ser brutalmente noqueado por Islam Makhachev en su segundo intento por convertirse en doble campeón de UFC. Muchos aseguraron que el australiano no estaba completamente recuperado de aquella derrota y estas declaraciones de ‘The Great’ lo confirman.

El excampeón de peso pluma confirma lo que es un secreto a voces. La revancha entre ‘El Matador’ y el nacido en Wollongong, Nueva Gales del Sur, es el próximo gran combate por el título de las 145 libras. Volkanovski confirma que ha tenido conversaciones con Topuria y la UFC para una pelea por el campeonato.

Eso es lo que va a pasar, hemos tenido muchas conversaciones, pero no hay nada oficial. Pero ya ves, es bastante obvio. Habéis visto muchas conversaciones, hemos hecho el careo… creo que la gente tiene bastante claro qué va a ser lo próximo”, reveló Volkanovski.

“No sabemos todavía la fecha. Tenemos alguna idea de lo que puede ser, hemos escuchado algunos rumores… puede que estén en lo cierto”. Todo apunta a que este combate entre los dos pesos pluma se llevará a cabo el 12 de abril en Miami, en el evento UFC 314.

 


Fuente: La Vanguardia