17 September, 2024
En Enero de 2004, en la capital australiana, la pergaminense, Paola Suárez, protagonizó una de sus tantas batallas en el circuito. Sobre el cemento del National Sports Club de Canberra, la pergaminense levantó 5 match points para derrotar 36 64 76(5) a la italiana Farina-Elia (23 del mundo), adjudicándose así el que sería el cuarto y último título WTA en singles de su exitosa carrera profesional.
Paola obtenía entonces un triunfo muy significativo, al tratarse de su primera conquista sobre canchas rápidas, conseguida en la antesala del Abierto de Australia y después de luchar durante cerca de dos horas y media bajo un intenso calor.
“La verdad que quedé súper contenta por ganar el torneo y por haberlo hecho a principios de año, que es cuando uno tiene muchas expectativas”, relataba en aquel tiempo Suárez, ubicada en la 14ta. posición del ránking WTA. “La final fue muy pareja todo el partido. También tuve un poquito de suerte, pero todos los partidos con Farina fueron parejos. Hubo un punto en un match point que yo digo “out” porque había sido mala y el juez de línea la dio buena. Y el juez de silla dio un over rule. La canté yo porque el juez de línea no la cantaba”.
Garra, talento y dedicación. En la temporada que la encontraría top ten en singles tras sus semifinales en Roland Garros, Paola gritaba campeona en Australia y sumaba un nuevo trofeo a su ilustre colección, que ya incluía, entre otros, varios certámenes de Grand Slam por equipos.
Cuánto se la extraña, siempre, a Paola Suárez. Y qué insuficiente se torna el lenguaje a la hora de calificar su impresionante campaña. “Nunca me importó demasiado el reconocimiento. Sólo pensaba en ganar”, nos contó alguna vez La Negra. Quienes la admiramos y seguimos sus actuaciones en el circuito, no sólo le reconocemos sus enormes resultados, sino que también le agradecemos el esfuerzo, la humildad, y tantos momentos de satisfacción. Alegrías compartidas, como aquella que llegó desde Canberra 20 años atrás.