Devin Booker se siente ahora parte de la historia del Madison Square Garden, y con razón. El escolta de los Phoenix Suns decidió con un triple espectacular a falta de 1,7 segundos, rodeado por dos defensores, la victoria de su equipo contra los New York Knicks. Se trata del séptimo tiro ganador con cinco o menos segundos por disputar desde la llegada del jugador de 27 años a la NBA en 2015. Solo DeMar DeRozan ha sumado más canastas de este tipo desde entonces en toda la liga. Poca broma.
“Por un momento pensé que era Kobe, de verdad”, comentó en el vestuario Jordan Goodwin, el compañero que le entregó el balón antes de su brillante game-winner en un escenario sin parangón. Booker, precisamente, siempre fue fanático de la leyenda fallecida, uno de los mayores especialistas históricos en el ‘clutch’.
“Ahora soy parte de la historia, así lo siento”, aseguró el gran protagonista de la madrugada en la liga estadounidense. “Esto significa mucho. Si eres aficionado y de la historia, lo sientes nada más llegar. Cuando aterrizas en Nueva York, incluso cuando estás de paso en verano y pasas por delante, el MSG te da una sensación muy concreta”, añadió.
Frank Vogel, técnico de Phoenix, recordó a todo el mundo que Booker es el líder de estos Suns, que cuentan también con Kevin Durant y Bradley Beal. Al fin y al cabo, Devin ha sido el único que ha desarrollado toda su carrera en Arizona. “El tipo tiene mucha sangre fría, y ha sido un tiro de primera categoría”, celebró. Booker finalizó con 28 puntos y 11 asistencias, aunque su noche en el tiro fue regular (10-25 TC; 1-4 3P). La diana ganadora fue la primera y última desde la larga distancia para él anoche.
“Si es para un tiro ganador, siento que voy a tomar el tiro a no ser que me metan encima toda la defensa y no pueda ni ver el aro. Si la presión es más suave como hoy, siento que si me levanto y la tengo a mi lado derecho, nadie podrá llegar a ella. Suena de locos, pero para mí se parece a un tiro abierto, y cuando las dejas ir sabes que es buena”, analizó sobre su jugada decisiva y su proceso mental a la hora de encararla.
Esa confianza en Booker la tienen también sus compañeros. “Sabía que iba dentro”, confesó Drew Eubanks. “Fue irreal. Por encima de dos tipos. En su sitio… ahí es donde quieres tener el balón”, agregó.
Aunque su ídolo nunca logró un tiro ganador en el Madison, anoche Booker puso a su nombres junto al de otras figuras que han dejado huella en la meca del baloncesto en Nueva York. Será un recuerdo que llevará siempre en la maleta.