En el cuarto partido desde que se vistió con la camiseta de Inter Miami, Messi dejó la confortabilidad y el resguardo que le brinda su nueva morada para visitar Dallas. Resultó un cambio geográfico, de estado, pero no de ambiente. La figura irradió magnetismo, conquistó a los más escépticos… Ocho minutos fueron suficientes para romper el partido, para dejar la huella inconfundible que combina veneración personal, admiración futbolística y hechizo por los goles.
La magia se extendió a todo el juego para anotar su tercer doblete, asistir, y no fallar en la definición por penales: Inter Miami estuvo dos goles abajo en el marcador, revirtió el resultado para igualar 4-4 y se impuso en la definición desde los doce pasos por 5-3 para clasificarse para los cuartos de final de la Leagues Cup. La revolución de Leo no descubre un freno a su marcha: reconvirtió a un equipo que encadena victorias para ilusionarse con pulsear por un título, pero también es el futbolista que no perdió el apetito después de haberlo ganado todo.
Cómo sería arropado por los hinchas era una materia imposible de calificar, porque la figura de Messi atrapa y en las gradas se visualizó remeras de la selección, de Barcelona, de Paris Saint-Germain, de Newell’s, y cuando la pelota empezó a rodar ante el primer contacto el estadio estalló con el “Messi, Messi”, que rebota desde que Leo desembarcó en la Major League Soccer. El público vibró con cada intervención del rosarino, aunque cambiaba para apoyar a los futbolistas de Dallas, cuando los texanos atacaron. Toda una demostración del show, muy alejado de la pasión –por momentos enfermiza- que envuelve a las ligas sudamericanas. Pero dentro del campo, Dallas no se dejó impresionar ni hipnotizar por la luminosidad del astro y quedó expuesto en tres minutos: un cabezazo de Jesús Ferreira que salió junto al poste derecho y un gol anulado por posición adelantada del capitán Ferreira.
La victoria de Inter Miami en Dallas
La respuesta ante el mínimo avasallamiento lo ejecutó Leo, que lanzó a correr a Robert Taylor: el extremo dominó, pero el remate fue bloqueado. Y si Ferreira es la llave de Dallas, Messi es sin dudas la de Inter Miami: el paraguayo Diego Gómez, que jugó por primera vez de titular, habilitó a Taylor, que alargó para la trepada de Jordi Alba –otro que hizo su estreno desde el primer minuto-; el lateral izquierdo y socio de la estrella en Barcelona ubicó a Messi, que desde fuera del área anotó el 1-0. La posición del venezolano Josef Martínez provocó un reclamo del arquero neerlandés Maarten Paes. El VAR llamó al árbitro mexicano César Ramos –mundialista en Rusia 2018 y Qatar 2022-, y en conjunto convalidaron la acción.
Como con Cruz Azul, Atlanta y Orlando, la Pulga dejó su sello en la red. Pero a excepción del juego con los mexicanos, el del debut y porque arrancó entre los suplentes, en el resto de los partidos Messi impactó de modo directo en el resultado antes de los ocho minutos. La estocada no cambió los planes ni la estrategia: no desdibujó a Dallas y dejó en alerta para el ataque a Inter Miami.
El argentino Alan Velasco fue eje de los ataques de los texanos y además de conducir no le temió a disparar: de tiro libre, con pelota en movimiento, el exIndependiente hizo revolcar al arquero Drake Callender. Messi, además de anotar, asistió: lo hizo con Martínez, pero el guardameta ahogó el festejo; luego a Taylor, que tampoco pudo con Paes y en el rebote el rosarino picó la pelota y Nkosi Tafari despejó sobre la línea. El mismo defensor que un día antes declaró que “solo me entrevistan por quién es Messi”.
Cuarenta grados y una humedad ambiente que se ofreció insoportable para el juego, un rival que se le presentó a los dos equipos. El clima y el césped son variables que acompañan la trayectoria de Dallas que, en esta época del año, en 2022, marcó una serie de resultados positivos, al explotar la adaptación a la circunstancia. No fue una extrañeza que, a los 25 minutos, se detuviera el juego para hidratarse y se utilizarán las toallas que están preparadas para que los jugadores se refresquen colocándolas en cuello y cabeza.
Refrescados, Dallas tuvo frialdad de mente y un corazón caliente para revertir el marcador: Velasco ubicó a Marco Farfán, que escaló por la izquierda y lanzó un centro que el colombiano Jader Obrie dejó pasar para que Facundo Quignon, de zurda, igualara. Otro argentino en escena: de las inferiores de River, el periplo del volante central señaló pasos por San Lorenzo, Newell’s, Lanús; en Dallas se estableció en 2021 y en este curso anotó dos goles.
Dallas intentó ensayar presión alta, interferir en el primer pase e incomodar para que la pelota llegue a los pies de Sergio Busquets, para que el exBarcelona no se asocie con Messi y éste explote con gambetas y habilitaciones a sus compañeros. Si el gol de Leo no alcanzó para incinerar los planes iniciales, el de Quignon tampoco varió el eje, pero Dallas tuvo la habilidad para revertir el marcador. Otra vez Velasco se hizo se presente en la acción: Ferreira juntó defensores y asistió a Bernard Kamungo, que enganchó, dribleó y remató ante la estirada del arquero para festejar. Una resolución perfecta del tanzano, que arribó procedentes de North Texas SC, de la Tercera División.
Con cada paso, Messi provoca cambios y altera los escenarios. Dallas no es una excepción y lo sufrieron los hinchas y la organización. La presencia del crack generó que las entradas se agotaran en apenas 18 minutos y los fanáticos texanos apuntaron a que la figura de Leo es un eje que fomenta la reventa y desplaza a muchos seguidores.
El conflicto tomó una altura que la barra, denominada El Matador FCD, acompañada por Murga 117, ensayó un comunicado: “Nuestra banda no estará presente para traer las canciones a todo volumen y el gran ambiente por el que es conocido el Toyota Stadium. Venimos siempre, no venimos solamente cuando viene una estrella. La última vez que estuvimos, que fue hace tres días [ante Mazatlan, de México], no se completó ni la mitad de las tribunas”, apuntó la carta que publicaron en las redes sociales los miembros del grupo que apoya con bombos y trompetas. Para la organización, la seguridad necesita ser redoblada y se impusieron movimientos de prevención: en el Toyota Stadium se hicieron simulacros para contrarrestar la posibilidad de que un aficionado invada el campo de juego.
En el juego, Messi siguió guiando a sus compañeros, como en el comienzo del segundo tiempo al paraguayo Gómez, que controló con clase y remató con pena; también cuando cedió a Busquets –tras pase de Alba-, que envió la pelota por sobre el travesaño. Dallas no se dejó machacar y con la misma fórmula estuvo a tiro de marcar: Farfán, por la izquierda, lanzó al primer palo en acciones consecutivas, pero Kamungo y Ferreira fallaron de cabeza. También falló Messi, como en la jugada en la que perdió ante Quignon y Dallas generó un mano a mano que Ferreira no capitalizó.
Para Dallas parecía que se agotaban las oportunidades de sentenciar el resultado, porque Inter Miami no enseñaba ser dominador y desde el banco de suplentes el técnico Martino no intervenía ante piezas que se mostraban agotadas. Una innecesaria falta del lateral DeAndre Yedlin sobre Farfan derivó en un tiro libre que Velasco transformó en gol, desde el costado izquierdo.
La alegría de los texanos duró un suspiro: la conexión Messi-Alba terminó con gol de Benjamín Cremaschi, que festejó en la primera pelota que tocó tras reemplazar a Gómez, que sufría el juego. Las emociones fueron en continuado, porque el 3-2 no resultó el desenlace: en cinco minutos se anotaron tres tantos, porque se sumó el autogol de Taylor, que en su desesperación por rechazar un pase del ingresado Paul Arriola a Velasco terminó por doblegar a su arquero Callender.
La historia marcaba que Dallas es un rival incómodo –estaba invicto ante Inter Miami-, pero el aura de Messi todo lo puede. De un tiro libre en forma de centro llegó el descuento, con un gol en contra de Farfán. Una conquista que revirtió el estado de ánimo, el espíritu, de los dos equipos y ahí la figura de Leo se hizo una vez más gigante en una cancha: como en el estreno con Cruz Azul, de tiro libre, anotó con un remate ajustado, al ángulo, el empate y estiró el juego a la definición por penales. El futuro le deparará el regreso a casa para medirse con el ganador del juego entre Charlotte FC y Dynamo Houston: tres partidos lo separan a Inter Miami de la gloria, con Messi como guía.
Fuente: La Nacion