17 September, 2024

Han pasado dos meses. Tanto y tan poco. 56 días separan el regreso de Juan Lebrón a una pista de pádel tras su último salto al 20×10 en competición oficial. De Copenhague a Roma, de Dinamarca a Italia, con 2000 kilómetros de distancia. Un hasta pronto y un he vuelto con un escenario distinto y distante.

Porque Lebrón se tuvo que apartar de la competición, realmente, tras el Vigo Open. La final del torneo gallego de World Pádel Tour aumentó las molestias que sufría en el codo derecho y que le llevarían, días después, a tener que tomar la decisión de parar de forma definitiva.

Una decisión tomada a conciencia y que mezcló, para todos, desazón e incertidumbre. La lesión del español era más complicada de lo que parecía y en el circuito se empezó a digerir un futuro a corto plazo sin el número uno.

La realidad es que no se sabía cuándo volvería. Quizá, ni él. Por primera vez Lebrón estaba a merced de su cuerpo y no de su pádel, rivales o mente, enemigos o aliados con los que se había acostumbrado a lidiar y ante los que, en mayor o menor medida, había salido casi siempre victorioso.

Un espacio de tiempo en el que todo ha cambiado. Dos meses en los que el pádel es otro, aquel ya confirmado en el que Coello y Tapia son los números uno y la pareja de moda, el mismo que está viendo el despertar de Los Superpibes y ese mismo en el que, incluso, se apuntó intencionadamente, a una unión definitiva de Galán con Sanz.

Casi dos meses de ausencia total. Lebrón, a excepción de alguna publicación en redes sociales, dejó paso al silencio, al reposo, a la distancia. Mientras que los títulos caían para otros, mientras que la distancia en el ranking WPT se ampliaba, él lo veía todo sentado en el banco de algún gimnasio madrileño mientras trabajaba su recuperación.

Le ha venido bien parar”, afirman desde su entorno en los días previos a su debut en el Italy Major de Premier Pádel en una de las tantas charlas informales en las que es el centro de conversación.

Y es que Lebrón, el de ahora, no está acostumbrado a no ser el centro de. Y la explicación es lógica. En las últimas cuatro temporadas nunca había tardado tanto en levantar un título pues, hasta la fecha, había logrado cuatro en 2019, dos en 2020 -parón por pandemia mediante-, tres en 2021 y en otros cuatro en 2022.

Ahora, Lebrón vuelve. Otra vez. Como ya lo hizo tras Paraguay. Entonces, no fue una decisión acertada. Y el tiempo se encargó de demostrarlo. Quizá de ahí llegó la decisión de no precipitarse, de preparar el regreso física y mentalmente para estar a la altura de lo que la empresa exige.

Está muy enfocado, tiene muchas ganas”, comentan compañeros y rivales en la previa de su debut en el Foro Itálico a la par que señalan que “si está a un 60 por ciento, hará final”. Sensación que traslada una obviedad, el pádel necesita a los mejores y, Lebrón, es uno de los elegidos.

Porque Lebrón vuelve y la expectación de su estancia en el Foro Itálico genera todo tipo de comentarios en los primeros días de competición. El Lobo vuelve al juego y lo hará con obligaciones y necesidades a la par. Las primeras, impuestas por su trayectoria, nombre, capacidad y palmarés: las segundas, por una temporada que aprieta y una crítica que vuelve a encender la mirilla cada vez que salta a pista.


Fuente: Mundo Deportivo